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Shihan 7 Dan Eduardo Tapia Pérez

sábado, 24 de diciembre de 2011

¿QUÉ ES ZAZEN?



La vida diaria es como las olas: somos sacudidos todo el tiempo por nuestras emociones, y los deseos y las ambiciones las hacen todavía más fuertes. Es conveniente, pues, zambullirse bajo estas olas para alcanzar la calma, y cuanto más al fondo vayamos, más alcanzaremos ese estado de calma y de paz.
El zen es un intento por conocer mejor el propio corazón. Si dejamos que sea el corazón el que se exprese, será él quien suba y finalmente brote en nuestros pensamientos. Lo importante es que ante un estado de oposición interior, nos sentemos y nos dominemos. De este modo la oposición acabará por deshacerse. Eso es zazen.
Esta búsqueda del interior está muy vinculada al do shin, la vía del corazón, pero también al espíritu que busca esa vía. A su vez, la búsqueda de la vía del corazón es inseparable de la práctica de la oración. Si llegan a llenarse de ese sentimiento de búsqueda, entonces el zazen se hace necesario y es importante practicar.
En este estado, el dinamismo y la voluntad de combatir son importantes. Un zen dinámico es necesario para enriquecer la energía e ir más lejos en este camino de búsqueda, para lo cual hay que ser conscientes del ki, la fuente vital, y sentirlo en el tanden.  

La respiración en el zazen: el tanden

La respiración siempre es constante, ya sea cuando estamos parados inertes o mientras dormimos, seguimos respirando. Cuando estamos haciendo zazen la respiración es importante porque es ella la que vincula el cuerpo con el espíritu. Respiramos porque tenemos vida.
En aquellas difíciles primeras prácticas de Buda, la forma de respirar era jadeante. La respiración puede agitarse cuando hay algún dolor o tensión. Cuando se está envuelto dentro de este sufrimiento, no es posible que la respiración se mantenga armoniosa.
Por eso Buda, debajo de un árbol, quiso practicar zazen e hizo de la respiración algo más profundo.
Hanna es llevar la respiración hasta el tanden. Ésta es la forma de respirar del Buda, llegando hasta lo más profundo del tanden. Es el método para alcanzar el camino. Buda se dio cuenta de que está forma de respirar era útil para los seres humanos, sin embargo, este método de respiración ha ido cambiando a través de las diferentes corrientes del budismo.
La mayoría de las gentes no hacen consciente este tipo de respiración, por lo que se hace difícil lograrla. Por ejemplo, si la lavadora rotara en un solo sentido, la ropa no se limpiaría. Es ese movimiento de girar hacia un lado y repentinamente hacia el otro lo que hace que la ropa se limpie. También en la respiración hay dos movimientos: inhalar y exhalar.
La respiración común no es la misma a la que nos referimos.
La respiración común es distinta porque al inhalar el abdomen no se expande, sino que se contrae. La respiración al practicar zazen es diferente, y sin embargo, es la forma natural de respirar de nuestro cuerpo. Ésta es la forma de respiración del Buda.
Cuando Buda subió a aquella montaña, cuando hizo zazen debajo del árbol, cambió esa forma de respirar al hanna prana. Así el ser humano puede trabajar con la respiración y tornarse en alguien que puede ser y hacer aquí y ahora.
Al inhalar llevamos el aire hacia el abdomen y éste se expande; al exhalar, ese aire se comprime en el tanden para sentir la fuerza.
La respiración desde el tanden no puede ser dirigida con los ojos cerrados. Tampoco se puede pensar correctamente si se está pensando en muchas cosas. Cuando respiramos y contamos se da esa posibilidad de desarrollar el tanden, por eso la respiración es tan importante.
Las personas deben aprender a respirar con el tanden , que como ya dijimos es una respiración distinta a la que se hace normalmente.
Cuando descansamos, cuando dormimos, cuando meditamos, cuando estamos pensando en una infinidad de cosas y ponemos en ello toda nuestra energía y concentración, ésta debe ser la respiración correcta.
La persona común, la que aún no conoce está forma de respiración, viene aquí al Zendo Teotihuakan, para hacer zazen  y adquirir este modo de respiración que le da la capacidad y la energía para vencer los deseos. No es que no tenga necesidad o que no sienta deseos que, como ya dijimos, son necesarios; es sólo que si la persona tiende a controlar sus deseos, entonces se convierte en una persona increíble.
Cuando esa persona tiene energía para controlar sus deseos, los podrá utilizar para bien. Por eso hay que cambiar a esa respiración de Buda que permite el control de los deseos.
Para lograr ese cambio, ese control de los deseos, tienen que hacer bien esa respiración, hay que trabajar en ella y de esa manera podrán sentir la grandeza del ser humano. Si no comprende esto, la persona, la persona estará envuelta en sus propios deseos y no tendrá esa energía ni esa vitalidad.
Para adquirir este método, el ser debe ir también en el sentido contrario. Recordemos nuestro ejemplo: girando en un solo sentido nuestra lavadora no limpia, entonces esa energía que está girando hay que moverla de otra manera, de un lado y al otro. Ésta es la forma de cambiar esa energía.
De la misma manera, cuando lavamos a mano no solamente lo hacemos en una dirección, sino como moliendo; y lo mismo cuando se está moviendo la harina, la masa o algún tallarín o pasta, el movimiento no se hace en un solo sentido.
Al hacer un movimiento constante se va creciendo. Si no se practica con seriedad durante una año, dos, tres, diez, cuarenta o cincuenta no hay una trasformación verdadera. Quien sólo viene una vez y dice: “Ay, ya estoy en el Zendo, pero me duelen los pies, mejor ya me voy”, no alcanza a transformarse.
Así que el zen no es una fast food, no es algo instantáneo, se tiene que ir aguantando y tener paciencia si se quiere adquirir esta fuerza. Generalmente, en la vida cotidiana la gente evita aquella que le parece duro y solo hace aquello que le agrada.
En el zen, es a través del esfuerzo que se va construyendo el ser humano. Si no se va cultivando eso, nunca se retornará a la grandeza. Por eso este sentimiento es aun más importante en las personas jóvenes. Las personas mayores pueden ya haber pasado por diferentes experiencias, algunas de ellas difíciles, y es por eso que logran su desarrollo como adultos. Pero las personas, en realidad, desconocen la verdadera salud del ser humano.
    
Solo cuando estamos enfermos valoramos la vida y comienza a brotar en nosotros ese deseo de luchar contra todo y vencer los obstáculos.
Dentro del zen lo más importante es el espíritu. La forma es importante, sí, pero importa más aquello que no se ve: el espíritu.
Es cuando uno se enferma cuando se da cuenta del valor de la salud. La enfermedad es un mensaje del cielo que nos está diciendo: “esfuérzate”. El espíritu del zen es para que las personas despierten hacia la forma de vida correcta. Así que pongan toda esa energía, esa fuerza, en el tanden.

(Texto extraído de “Seis principios básicos para la iluminación” de Roshi Hozumi Gensho, Gran Maestro líder de la línea Zen Rinzai)

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